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jueves, 15 de febrero de 2018

On febrero 15, 2018 by Unknown in    No comments



El mendigo jacinto se detuvo ante una lujosa casa. contemplándola con admiración, le dijo al guardia que estaba en la puerta:
-esta era la casa de mi amigo andres.  yo lo conocí muy bien cuando los dos eramos jóvenes.


Andres era un hombre muy capaz  y muy trabajador. poco a poco logro juntar una gran fortuna.
luego construyo esta linda casa y ahí vivía con su familia.

Hubiera podido vivir tranquilo el resto  de su vida pero la ambición lo llevo a la ruina. desando aumentar su riqueza fácilmente se lanzo a negocios arriesgados que, al principio  y por verdadero milagro le salieron bien pero que muy pronto lo dejaron en la miseria .

La verdad es que querer demasiado es una tontería yo en su lugar, me habría contentado  con el dinero ganado honradamente. luego me habría retirado a vivir tranquilamente.

Dio la casualidad que en ese momento pasaba por allí la fortuna  y al oír estas sensatas palabras siguió a jacinto y le dijo:
-buenos días amigo. me gustaría ayudarle. veo que en el costal que lleva no hay ni siquiera un pedazo de pan.

Ábralo y le echare unas cuantas monedas de oro. pero le advierto una cosa: las monedas no deberán en modo alguno, caer al suelo de lo contrario quedarían  hechas polvo.


Recuerde bien esto. jacinto se entusiasmo al escuchar el generoso ofrecimiento  que le hacia la anciana.

Habrio  su costal y lo tendió hacia la fortuna que enseguida comenzó a llenarlo de monedas.
-tenga cuidado  -dijo  de pronto  la fortuna - me parece que la tela de su costal no soportara  el peso de las monedas.recuerde lo que le dije.


-La tela es resistente  -aseguro jacinto- siga echando monedas. ande no sea mala. otro puñadito, otro mas otro...
Mire que su costal esta mu viejo y gastado dijo la fortuna.
-Solo unas poquitas mas rogó el mendigo.

Tome, si así lo quiere - respondió la fortuna -.pero,¡no cree que exagera un poco?
Tiene a muchas, muchas monedas... debería contentarse con ellas.

pero jacinto ya no podía razonar. solo pensaba en las monedas  y no hacia mas que pedir:
-Eche mas eche mas....
-se romperá el costal -volvió a decir la fortuna.
-No tema es fuerte, eche unas poquitos mas. pero el costal no pudo soportar el peso de las monedas y se rompio.

Las monedas cayeron al suelo con un tintineo que mas parecía una risa burlona,  convirtiéndose al instante en polvo.



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